Info5Villas charla con el director del MACS, Carlos D. Pulido, la semana en la que se cumplen 5 meses de su apertura y empieza a acoger la exposición “El alma del tiempo”.
El artista Carlos D. Pulido (Val de Santo Domingo, Toledo, 1967) recibe gustosamente a Info5Villas durante una de las clases de pintura que imparte en la Casa de la Cultura de Santa Cruz del Valle, localidad de la que lleva prendado desde que la conoció el año pasado. Además de dirigir el MACS (Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz), es el profesor de estas entretenidas sesiones a las que en esta ocasión asistieron 7 aplicadas vecinas de edades muy distintas. Tras finalizar la clase, y haber logrado concretar qué sábado les viene mejor realizar la siguiente, responde a varias cuestiones.
Pregunta: ¡Hola, Carlos! ¡Encantado de conocerte! ¡Sin duda, vaya buen rollo tenéis profe y alumnas!
Carlos: ¡Hola! ¡Igualmente! Sí, la verdad es que son un encanto y lo pasamos muy bien.
P: ¡Me alegro! Entramos en materia hablando del MACS, que cumple este viernes 1 de septiembre sus primeros 5 meses de vida. ¿Cómo surgió la creación de este Museo y cómo fue su puesta en marcha?
C: La primera vez que vine a Santa Cruz fue en agosto del año pasado para ser jurado del Concurso de Pintura, que se había recuperado tras años sin hacerse. Pedro Martín, el concejal de Cultura, nos enseñó el Museo que habían rehabilitado y la cantidad de obras que tenían de cuando se hacía el concurso en los 90. Pero cuando entré allí y vi cuadros tirados o mal puestos dije que la idea de recuperarlo me encantaba, además el edificio me recuerda al de la película “Regreso al futuro”. Me encantó, pero pensé que era un desastre tenerlo así y me dijeron que buscaban a alguien que entendiese del tema para rehabilitarlo bien. Al irme me acordé de las palabras de Pedro y de todas las instalaciones culturales del pueblo y pensé “¿y por qué no esto va a ser una buena puerta también para mí?”. Llamé a Pedro y le dije que podría hacerlo porque conozco muchos artistas, puedo hacer exposiciones temporales y me ofreció también dar clases de pintura en el pueblo por abrir campo. Revisé obras tanto del Museo como de la Sala Multiusos y le dije que si me daba otro día podíamos hacer algo chulo en el Museo. Había que hacer selección de las mejores de todas ellas, la hice y me dijo “vale”. Tras hacer esa limpieza metimos en el Museo las elegidas. Empecé distribuyendo por salas, empezando por la pintura más realista que se va deformando hasta llegar un poco a la abstracción, que fui dejando en la sala más alta con la idea de reinaugurar el Museo con esas piezas seleccionadas, pero Pedro me dijo que había que hacer una exposición al uso. Esa muestra fue la mía por ser la más factible en ese momento para que todo funcionara, que por un lado no me gustaba por ser el conejillo de indias y pagué los errores, pero por otro bien es verdad que era el artista más cercano, que iba a estar dispuesto a hacerlo y por buen conocedor de la ubicación. Pedro me insistió en hacerla porque había una fecha importante en la que vendrían representantes de la Diputación de Ávila y había que darle difusión. Estuve encantado de la vida porque la inauguración tuvo una afluencia de público que me dejó impactado, más en un pueblo tan pequeño. Vino a verme gente de Córdoba, Ciudad Real y Madrid que eran conocidos, gente de mi familia y del pueblo, que no sé si faltó alguien, pero vino muchísima. Agradecí mucho además que los miembros de la Diputación que vinieron hicieran una visita íntegra, recorriendo toda la exposición de arriba abajo con interés, preguntándome por todas las obras, etc. Cuando acabó mi exposición la idea era retomar el Museo otra vez, pero con otra fecha: la cátedra de Juan de Dios Martín Velasco el 7 y el 8 de julio, pero Pedro me dijo que esperásemos y que inauguráramos mientras la de Manuel Luna (‘Neurorealismo estoico’) para aprovechar la afluencia de público. También gustó mucho por ser muy distinta a la mía tanto en técnica como en temática porque él trabaja fantasías y un rollo cerebral. Hizo una visita guiada muy completa a mis alumnos, que luego la volvieron a ver 3 o 4 veces. Para mí la pena es que el MACS sólo abra los fines de semana, pero también es verdad que no merece la pena pagar a una persona para que esté todos los días sobre todo cuando entre el invierno. Es una pena porque la intención que yo he puesto en esto es la posibilidad de traer grandes artistas ya que luego ves que a Centros Culturales de pueblos más grandes que Santa Cruz vienen pintores aficionados o de un nivel bastante inferior a los que aquí han expuesto (Manuel Luna) o van a exponer (Pérez Villegas). Artistas así no exponen en un pueblo de 300 habitantes y ahí tengo que decir que ese es mi logro. Mi logro es que la gente diga “Jolin, es que en Santa Cruz fíjate lo que tienen: un Museo, que ya es importante, y encima con artistas con esa calidad”. Luna por ejemplo ha expuesto conmigo en el Museo de Santa Cruz de Toledo, el más importante de la ciudad. Por eso lo que pretendo es traer la cultura a los pueblos y que la gente de los pueblos no tenga la necesidad de irse a otros sitios más grandes para poder verla y que presuma y diga: “En mi pueblo hay esto”. Además, esto anima al resto del Barranco a decir: “Fíjate lo que tienen ¿y por qué nosotros no? Y a lo mejor se animan a traer más actividades o iniciativas así a cada pueblo y no sólo en verano ya que se pueden hacer muchas cosas dentro de la cultura”. Aunque nací en la cama de mis padres en un pueblo de 800 habitantes yo vivo en Madrid desde hace 26 años, soy urbanita al 100% y quiero tener todo al lado, tengo la suerte de tener una de las mejores tiendas de Bellas Artes a 100 metros de mi casa, entonces para mí un pueblo es una cosa muy lejana, pero Santa Cruz ha tenido la gran virtud de enamorarme. Nunca he renegado de haber nacido en Val de Santo Domingo (Toledo), pero no tengo vínculos allí y sin embargo Santa Cruz del Valle me ha embrujado y enamorado y vengo aquí a desconectar, he creado ese vínculo con este pueblo a través del arte. Normalmente me levanto tarde y termino de trabajar tarde, pero aquí me despierto muy temprano, abro el balcón, veo el puerto del Pico ahí enfrente y me da igual si es verano, otoño o invierno porque cualquier día me parece bonito y realmente lo disfruto. Si todas las cosas van bien quiero alquilarme algo aquí porque quiero montar un pequeño estudio para venirme alguna temporada a trabajar de forma diferente a Madrid, que mi chip sea distinto y al acabar de trabajar vaya a las pilas o a caminar por el pueblo o cualquier sendero. Eso lo veía muy difícil y lo he conseguido en Santa Cruz.
P: ¡Qué bien y qué bonito! Si te parece vamos a hablar ahora de ti y de tu trayectoria profesional (cuadros, técnicas, estudio...) ¿Quién es Carlos D. Pulido y por qué te decantaste más por el hiperrealismo? Por lo que se ve en tus redes sociales, últimamente además estás centrado también en pintar Nueva York, ¿por qué esa ciudad?
C: Yo empecé a pintar desde muy chico, pero siempre autodidacta. Tuve algunas clases solamente un par de veranos, pero prácticamente nada. Me he hecho a mí mismo a base de fuerza, de pruebas y errores y luego ya con la venida de internet sí he podido tener conexión con artistas más grandes preguntándoles cosas. He tenido etapas de todo tipo: realistas al principio, luego expresionismo y surrealismo mezclando churras con merinas, pero para mí la etapa más gorda comienza a partir de 2009-2010, cuando me metí dentro del tema hiperrealista y un poco por accidente y en plan reto. Empecé en el hiperrealismo por pintar un Cadillac de los años 70 aparcado enfrente de mi casa. Mi mujer me insistió en hacerle una fotografía y luego en pedirme pintarlo. No está mal ese cuadro, que pinté en una tablilla, pero fue una chispa que me encendió y me hizo picarme hasta hoy con el hiperrealismo. Siempre me gustaron los reflejos de los edificios en la superficie pulida de los coches antiguos y luego me dio por las motos. Con ellas hice uno de los que consideran mis mejores cuadros: uno de dos motos japonesas muy bonitas y brillantes que me encontré en la Gran Vía de Madrid. Un día en una exposición surgió el tema de las Harleys cuando una persona me dijo: “Me encanta ese cuadro, pero si fueran dos Harleys te lo compraba”. Y me metí en ese mundo por ese incidente, pero no sólo por un tema comercial sino porque las Harleys tenían más partido, eran más bonitas y tenían detalles más cromados. Los reflejos en las Harleys tenían más chicha y me gustaban más pese a no ser motero, les saqué mucho partido. Mi paisaje urbano siempre iba metido en el fondo de las motos. Y lo que hice con los cuadros de Nueva York era dejarlas aparcadas porque quería pintar un paisaje urbano más al uso, aunque antes pinté la cúpula del edificio Metrópolis de Madrid. Fotografiado y pintado está hasta la saciedad, pero quizás yo sea la primera persona que fotografía y pinta ese edificio a través de un reflejo en el cristal de una puerta. Descubrí ese reflejo paseando por la calle Alcalá, le hice una foto y estuve un año hasta que conseguí ir. El edificio es de tonos cálidos, estaba a la luz de la mañana, pero al estar en el reflejo del cristal quedaba azulado con partes verdosas y cambiaba la gama de color, lo que le hacía muy interesante. Trabajé mucho con la sección áurea para que la Victoria Alada quedase en la posición áurea donde la vista se dirige y el travesaño de la puerta en el otro cuarto en una composición áurea muy interesante. Después de todo ello me vinieron los cuadros chiquitines de 20x20 cm. de los iconos del mundo por un descanso de cuadros complicados de 4 o 5 meses de trabajo de 8-9 horas diarias excepto fines de semana y fiestas. Se me ocurrió meter en ellos cosas comerciales como el Edificio Chrysler, el Empire State… cosas muy icónicas y de ahí nació la idea de llamarlos “Iconos del mundo”. Empecé justo con esos dos, pero no los he terminado porque vi en Instagram que hay un pintor que no tenía nada que ver con mi estilo que tenía cuadros similares a los que yo estaba haciendo así que dijo que no podía ser y que había que dar una vuelta a los iconos. Busqué detalles en la puerta de un taxi de Nueva York, por ejemplo, pero ya no podía ser lo mismo. Luego surgieron iconos como el Toro de Osborne, que no lo habría hecho en mi vida porque se relaciona con una España que a mí no me apetecía, pero por otro lado es un icono de España. Soy de una generación que lo veíamos en casi todas las carreteras y además tengo una historia personal con ese toro en una de ellas, pero se me ocurrió darle un toque distinto: simplemente añadiéndole por encima la estela de un avión. Le daba ya un punto distinto al cañí que ya tenía. Me pasaba igual con el cartel de Tío Pepe de la Puerta del Sol. Es el único indultado junto al de la marca Schweppes así que había que hacerlo, pero de forma distinta y lo hice de noche, con el toque del neón. Algún día acabaré el Empire State, pero ya será la cola y no el inicio de esta serie. Si me hubiera dejado llevar por él a lo mejor no hubieran nacido otros iconos. Me encanta también el de Apple porque es todo cristal y con la manzana arriba (que tuve que hacer invertida porque había un edificio detrás que me estropeaba todo). También me vienen iconos como la Volkswagen T1, Led Zeppelin o Rolls Royce y había que ponerlos. Ha sido una serie que ha descansado mi cerebro.
Después vino Nueva York, aunque no he ido nunca. Hubo una época que sí me llamaba ir, pero ahora no tanto, pero para pintarla tiene sus cosillas. Pintar un día soleado es más alegre, pero meterse en el berenjenal de pintarla con brumas y jugar con grises con algún átomo de azul tenía mucha pelea. Ese primer Nueva York que hice, de 50x50 cm., he conseguido tenerlo seleccionado como finalista en The Almenara Prize 2023 de Córdoba junto a otros cincuenta y pico artistas siendo menos del 2% del total de obras presentadas que lo logramos así que me doy por contento y me da satisfacción porque el cuadro lo merece. Luego hice otro de 40x40 cm. más complicado si cabe. El primero tenía mucho edificio fundiéndose en la lejanía, pero para este cogí un edificio más nítido y el resto bruma que lo cubre todo porque quería intensificarla sobre el río Hudson. Luego hice otro, el del Chrysler, más comercial y vendible, pero los otros tienen mucha tela. Ahora estoy trabajando uno de un metro por un metro, que me llevará la pila de tiempo, pero he dicho que no me voy a fijar tiempos.
P: Pues vamos a volver ahora de Nueva York a Santa Cruz. Esta semana, el sábado 2 de septiembre, llega ya la exposición “El alma del tiempo”, de Pedro Miguel Pérez Villegas. Estás muy ilusionado con ella porque además cuenta con tu comisariado. ¿Qué se va a encontrar la gente que venga a verla? ¿Qué destacarías de ella?
C: Lo primero que tengo que decir de Pérez Villegas es que es un artista que descubrí accidentalmente porque he expuesto junto a él en una muestra colectiva, pero hizo una exposición en Tomelloso con fotografías que me impactó mucho y le empecé a seguir desde ahí. Estaba buscando algún artista para una nueva exposición aquí en Santa Cruz y hablando de él con otro amigo decidí contactarle para proponerle venir a exponer al pueblo. Le conté el proyecto que tenemos y que dirijo aquí en la falda de la Sierra de Gredos y le propuse que viniera. Me maté por sacar a flote que dijera que sí y hablando con él de las veces que había visto su obra admirando su técnica intimista me acabó llamando al día siguiente para decirme que sí le había convencido después de haber visto fotos y vídeos de Santa Cruz. Le pedí fotografías de cuadros y vi que los formatos eran enormes (algunos de 2x2 metros). Creo que es una exposición que quien se la pierda se la ha perdido, así de claro. Estoy convencido de que le escocería perdérsela porque es una exposición que llega al alma. Es su familia, es su hijo Pablo desde recién nacido hasta la adolescencia, es su madre de mayor, es su mujer en el confinamiento… Tengo en mi cabeza paneles para colocarlas, que a lo mejor cambia cuando descarguen las obras, pero puedo decir sí o sí que a la entrada del Museo pared frente a pared habrá 2 cuadros de Pablo de 2 metros para que nada más llegar sea un impacto visual impresionante para el espectador. Hay uno de ellos que está Pablo jugando con los gatos y es impresionante así que estará nada más entrar al Museo. En la zona de dibujo hay uno de un Museo, su mujer… Dos metros de dibujo que no sé qué pared va a presidir porque todo dependerá de lo que tenga alrededor. Tengo pensada la pared grande para subir las escaleras. A su madre la pondré en un lado y en otro con un cuadro de separación en medio, quizás el de su sobrina Marina para romper la vejez o con un cuadro de Pablo de niño para que haya contraste… Los cuadros de su madre asomada a la ventana, otro con ella con una bata azul y su pelo blanco que quién no tiene una abuela así… La exposición tiene alma. De hecho, se llama justamente así: “El alma del tiempo”. Es una exposición para mirarla desde muchos puntos de vista: apreciar la temática que tiene y su desarrollo, también buscar y examinar la evolución técnica que tiene si te gusta la pintura o estás empezando en ella, se puede venir en días distintos para apreciar distintos enfoques en cada uno. Con esta exposición se aprende a rascar el alma porque llega a tocar fibra. Sé que a muchas personas del pueblo o a mis alumnas les tocará, porque todos han vivido situaciones así, cuando vean cuadros como “Merce en el confinamiento” o a la abuela con la bata azul o la ternura de un niño dando de comer a los gatos en un cuadro tan grande. Y eso que hay cuadros que he sacrificado, pero por falta de espacio. Un cuadro soberbio de su padre es de 2 metros de largo y era imposible meterlo, de hecho, vamos a aprovechar huecos de escalera y de todos porque quiero meter lo máximo posible. En total habrá más de 30 obras. Me hubiese gustado que le hubiese tocado una fecha como la mía, con el presidente de la Diputación o con más difusión y público, pero espero que tenga la máxima repercusión posible. Yo la disfrutaré desde la selección de la obra en vivo hasta cuando la esté colgando el operario pasando por el momento de ver la reacción de la gente y luego yo solo la admiraré con el Museo vacío. Además, también compartirla con el artista hablando con él delante de las pinturas, que es cuando ganan aún más. La inauguramos el sábado 2 de septiembre a las 13:00 y se puede ver gratis hasta el 15 de octubre los fines de semana de 11:00 a 14:00 y de 19:00 a 21:00. ¡Ojalá vaya bien!
P: ¡Ojalá! Vamos a charlar ahora de las clases de pintura que hemos comentado al principio. He podido ver el final de una de ellas y parecían estar todas las alumnas encantadas. ¿Cómo son esas clases, cuánta gente hay apuntada y qué o cómo enseñas?
C: Pues mis clases de pintura son muy particulares (risas). Las clases habituales de un artista hiperrealista con cierto caché normalmente son para gente con un nivel avanzado o que va a perfeccionar, pero en el caso de Santa Cruz surgieron con otro objetivo. Surgió como respuesta a “¿Qué actividades se pueden hacer aquí?” Y yo siendo pintor les podía ofrecer clases de pintura, pero sabiendo que serían para gente que no había cogido un pincel en su vida. Ninguno de mis alumnos había pintado y de repente se apuntó mucha gente. Es verdad que ahora en vacaciones hay muchas vacantes, los niños se van a la piscina, es lógico, pero que vengan en agosto en el horario que tienen - sábados de 16:30 a 18:30 - ya me parece un logro. Lo interesante que tienen es que para mí son un reto. Porque tratar de trasladar la paleta de color que yo uso a personas que no han pintado nunca jamás es un reto. Muchas veces les digo que si hay que tirar el cuadro lo tiramos y empezamos otro en el que aprenderemos de los errores cometidos, tanto por mí por mi inexperiencia dando clase a inexpertos, como suyos. Es muy complicado enseñar a pintar a alguien desde 0 entonces yo también he cometido errores por no haber tenido esa experiencia, pero es un compendio entre ambos. Mis clases son divertidas, hago bromas, pincho y todos nos reímos para motivar. Nadie va a salir de aquí siendo Picasso porque no es el objetivo, pero para mí una cosa importante es que, si Dios quiere y hay continuidad, cuando llegue el invierno y mucha gente se vaya y el pueblo esté más triste anocheciendo antes demos un poco de alegría porque a mí no me importa venir ya esté lloviendo o haciendo niebla. Traer esa alegría a las tardes de invierno, en las que mis alumnas ya están pensando en pintar gustosamente con el sonido de la lluvia cayendo, me da una cosita que me hace sentir bien. Yo estoy encantado con mis alumnos. Es verdad que con los niños me cuesta más por falta de costumbre, hay que cambiar lenguaje, pero nos vamos apañando. Si la cosa continúa bien me gustaría poder separar las clases entre niños y mayores para que los niños puedan elegir el tema y ser más un divertimento para ellos.
P: Siguiendo en esa línea de los niños, este verano la asociación juvenil local Orgullo Pajarero organizó por primera vez el concurso de pintura ‘Dibuja tu pueblo en fiestas’ con el premio de ser la imagen del cartel de las fiestas de septiembre y en el que participaste como jurado al ser el director del MACS. ¿Cómo fue este certamen?
C: Participación sí hubo bastante, unos 14 o 15 dibujos se presentaron si no recuerdo mal, pero desde mi punto de vista fue un poco improvisado. Me hubiera gustado estar con el resto del jurado para deliberar ya que simplemente teníamos como dato la imagen sin conocer el nombre de los autores de cada dibujo. Valorábamos con 5, 4, 3, 2 y 1 a cada dibujo, pero si hubiéramos estado juntos podríamos haber debatido más. En mi opinión y para ayudar a la Asociación a mejorarlo, creo que, para años futuros si vuelve a hacerse, estaría bien motivar más a los niños participantes con algún detalle y no sólo a quien ganó y separar las ceremonias del ganador de este Concurso de la Carrera de Autos Locos.
P: Hablando también de otros certámenes organizados en Santa Cruz del Valle, en este caso por el Ayuntamiento, en mayo se celebró el XI Concurso de Pintura al Aire Libre, un evento ya muy arraigado en el pueblo. ¿Qué te parece? ¿Qué balance haces de esta última edición?
C: Pues como hemos hablado antes, conozco Santa Cruz del Valle desde que fui jurado de este Concurso el año pasado y ya al empezar con la dirección del MACS estaba incluido estar inmiscuido en el premio, aunque fuera a modo de jurado porque el premio lo lleva Martina, la escultora de Santa Cruz. Lo que hice fue publicitarlo en páginas de pago donde sé que pintores de pintura rápida tienen las fechas y bases de certámenes similares, además de levantar teléfonos y whatsapps a compañeros y vinieron bastantes. El año pasado vinieron unos 7 u 8 pintores, algunos muy aficionados, mientras que a este han acudido unos 25-30 pintores de primera línea. De hecho, el ganador fue Pablo Rubén López Sanz, que se ha llevado premios a mansalva en todos los sitios donde va. Este año ha estado muy bien y el año que viene esperemos que esté aún mucho mejor porque me implicaría aún más, no por más ganas sino por más experiencia y menor coste de manejar los hilos. Además, son premios buenos los que se dan aquí para ser pintura rápida (uno de 1.000 euros, otro de 600…) y las pinturas quedarían expuestas. Cuando el MACS no tenga exposiciones mi idea principal es que una planta tenga permanentemente los Primeros Premios de los concursos más actuales y luego los otros premiados estén en exposiciones temporales, pero no sé cómo se llevará por el tema fechas porque es complicado. Tendría que ser más grande para que siempre pudiera estar la colección permanente y unas salas rehabilitadas para otros. Si algún día se abre el Museo del Aceite (la antigua almazara), que está previsto rehabilitarse para hacer salas de exposiciones y me parece un sitio muy interesante y con terracita arriba, a lo mejor el MACS no haría exposiciones temporales y se podrían trasladar allí. Pero me gustaría que fuese como sala de exposiciones complementaria, no como un sitio menor, que le pusieran el nombre de alguien del pueblo y que suene gordo e interesante con pintores de primera línea.
P: Y ya para terminar, ¿qué le gustaría a Carlos D. Pulido que hubiera o que se hiciera aquí en Santa Cruz del Valle?
C: A mí me gustaría que el MACS vaya a más, que tenga más difusión y que haya gente de fuera que quiera venir tanto a las exposiciones temporales como a las permanentes. Mi gusto sería que se hiciera y se pusiera a la venta un libro tocho con la obra del Museo permanente en el que la Diputación pusiera algo de dinero para que la gente que viniera lo pudiera comprar. Otra cosa es que, por ejemplo, se incluyera más o mejor el Museo en la cartelería con las flechas indicativas del pueblo para todos los que pasen con el coche para que, aunque a lo mejor no vayan a hacer parada, al menos puedan ver que aquí hay un Museo de Arte Contemporáneo y les pueda picar la curiosidad.
Cuando se acaben las exposiciones temporales también me gustaría que se hiciera una lona que reivindique el Museo, ya sea eligiendo una obra o una selección de cuadritos y en ella se ponga el letrero del MACS en grande, que destaque, como se hace en otros museos tipo el Thyssen-Bornemisza. Todo lo que se pueda hacer porque, aunque en mi mano esté conocer a artistas o una serie de cosas, no conozco a gente de la prensa o la televisión. Un reportaje en Castilla y León Televisión, por ejemplo, sería interesante. Lo siguiente sería convertir, como hemos hablado, el Museo del Aceite en una sala de exposiciones muy interesante con ese piso de cristal en el que se ven las máquinas de debajo… Se rehabilitaría y teniendo además la terraza de arriba para cócteles y con el parque al lado sería un sitio que estaría muy bien. Y luego otra pretensión que yo tengo, a largo plazo, es hacer con mis alumnos un gran mural propio y con personalidad en una fachada amplia, no réplicas de otros cuadros. Además, y aunque no es mi misión, me gustaría también que la gente joven se pudiera involucrar más en la cultura. Ahora tenemos una chica jovencita atendiendo en el MACS y estaría bien que amigos suyos vean las exposiciones, que admiren esa cultura en su pueblo. A veces me dice “qué pena que no venga más gente teniendo esto”. Sé que es una cuestión difícil y que no es de ahora, pero es verdad que un cuadro hiperrealista impacta y hace atender e introducirse hasta a quien no tenga el mínimo interés en la pintura. Además, veo que Santa Cruz pese a ser más pequeño y apagadito tiene más cosas que otros pueblos y estaría bien que se aprovechase y apreciase más por todos.
P: ¡Desde luego que sí! ¡Muchísimas gracias por atenderme y espero que todo vaya genial!
C: ¡Gracias! ¡Nada, encantado y un placer! ¡Muchas gracias a ti!
(Imagen: Sergio Latorre González. Tienen más fotos de la entrevista y de la clase de pintura en el perfil de Facebook de Info5Villas).